“Las imágenes no representan simplemente una realidad anterior, son agentes de peso a la hora de configurar esa realidad. Por consiguiente, la mecanización de la visión ha ayudado a los individuos a mirar las escenas reales con ojos entrenados por las imágenes pictóricas, de modo que los modelos y formas del mundo exterior se han alterado para hacerlos corresponder a las convenciones del paisaje pictórico”. (Cosgrove, 2002:76)

 

El paisaje supone así una construcción o texto, una elaboración de imágenes, una forma de percepción, permitiendo leer la naturaleza. Es al mismo tiempo una herramienta. Tiene, además de su valor cultural un inmenso valor práctico, porque se basa en que todo proyecto de intervención espacial, responde a una cierta representación o imagen que constituye el proyecto de esa propia intervención”.(Mateo: 2005)Por otro lado entendiendo el palimpsesto como aquello que podemos leer entre líneas (Santos:1995), es aquí donde la pintura se convierte en una expresión del paisaje que da cuenta de las formas de organización social y política que no se hacen explícitas, pero de las cuales podemos hacer una lectura a través de la pintura.

 

Hay diferentes formas de ver el espacio y el paisaje las representa, este refleja las identidades sociales y personales.

 

Podemos tomar la pintura como una expresión del paisaje que da cuenta de las formas de organización social y política, no todas son explícitas y de todos modos podemos hacer una lectura de estas.

 

“La imagen pictórica corresponde a una representación subjetiva por parte del pintor y a una visión indirecta del Paisaje por parte del observador, mientras que la imagen fotográfica es una representación objetiva sobre papel y una visión indirecta del mismo. De cualquier manera, sea de forma directa o indirecta, objetiva o subjetiva, el Paisaje siempre está asociado a un conjunto o mosaico de formas, líneas, colores y texturas con una cierta disposición o estructura en un espacio dado”. (Tesser, 2000:19)